Hacía un frío que cortaba, y el rabino y sus discípulos se hallaban acurrucados junto al fuego.
Uno de los discípulos, haciéndose eco de las enseñanzas de su maestro, dijo: “En un día tan gélido como éste, yo sé exactamente lo que hay que hacer”.
“¿Qué hay que hacer?”, le preguntaron los demás.
“Conservar el calor. Y si eso no es posible, también sé lo que hay que hacer”.
“¿Qué hay que hacer?”.
“Congelarse”.
La realidad existente no puede realmente ser rechazada ni aceptada. Huir de ella es como tratar de huir de tus propios pies. Aceptarla es como tratar de besar tus propios labios. Todo lo que hay que hacer es mirar, comprender y estar en paz.
La oración de
la rana.
Anthony de Mello.
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